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martes, 13 de septiembre de 2011

Peligro: viajando en trenes de Buenos Aires

Publico en este blog una noticia enviada el 23/2/11 al diario on-line "INFORMATIVOHOY" luego del accidente de la Línea San Martín. El Lector lo encontrará lamentablemente actual


PELIGRO: viajando en un tren de Buenos Aires

Mucho se ha hablado del estado de los Trenes de Buenos Aires últimamente tras los sucesos ocurridos. La realidad es que si bien un choque de trenes es una situación más que peligrosa para sus tripulantes, el viajar cotidianamente en un tren bonaerense no es un placer.

Para las millones de personas que cotidianamente utilizan el transporte ferroviario bonaerense la mañana comienza de manera incomoda, al tener que realizar una enorme cola para sacar su boleto, ya sea en la boletería o en las maquinas de monedas (que frecuentemente se traban o están “faltas de cambio”).

Luego, la “dulce” espera hasta que llegue el tren, que si bien hay una cartelera electrónica (solo en las cabeceras de cada tren, en las estaciones intermedias hay que esperar oír el sonido de la barrera) que nos anuncia el horario de salida de los trenes, rara vez este se cumple ya sea por retrasos en la llegada del tren o por las demoras ocasionadas por la enorme cantidad de pasajeros que intentan entrar al transporte (que muchas veces ingresan hasta por las ventanas con tal de conseguir un asiento), y que terminan provocando que el tren salga de la estación atrasado y generalmente con varias de sus puertas abiertas al escaparse por estas medio cuerpo de algún pasajero que llegó sobre la hora.

Con los vagones completamente repletos, entrar en ellos en las estaciones intermedias (es decir en las estaciones donde sube “menos gente”) es toda una odisea, que si se concreta, se realiza comprimiendo aún mas a los abultados pasajeros ya presentes.

Durante el recorrido, no es extraño que cada tanto el tren se detenga sin previo aviso y permanezca varios minutos detenidos con lo que el pasajero (totalmente comprimido, retrasado y en estas épocas, sudoroso) se fastidie aún más.

Estas detenciones son frecuentes y varios pasajeros pueden decir al final del recorrido que “han tenido suerte dado que el tren no se paró nunca”.

Al parar en algunas estaciones “concurridas” (como el caso de Morón o Liniers de la línea Sarmiento) el pasajero se ve directamente expulsado por la masa de personas que intentan salir, muchas veces este impulso es tan fuerte que es difícil retornar al tren antes de que este parta, generando que el pasajero tenga que esperar al próximo.

En algunas líneas como la línea San Martín es frecuente que mientras en tren esta en marcha suban algunos jóvenes agarrandose de las escaleras de los vagones con la peligrosidad que esto representa.

Finalmente, tras un trayecto de duración variable según la línea, los pasajeros llegan a la cabecera de destino pronto para dirigirse a su trabajo (que para llegar a él muchas veces es necesario recurrir nuevamente a medios masivos de transporte como el subte o el colectivo).

Si bien esto que relato no es algo nuevo, es la realidad de millones de personas que requieren de utilizar el tren como medio de transporte para dirigirse a sus trabajos en Capital Federal o en el Gran Buenos Aires.

Es cierto que hay líneas que están en mejor estado que otras, pero nadie viaja cómodo en lo que se suele conocer como la “hora pico”.

Hoy vemos en los grandes medios nacionales la preocupación por el motivo por el cuál el tren de Ferrobaires impactó al tren detenido de la línea San Martín dejando el lamentable saldo de 4 muertos y muchos heridos de gravedad.

Se ha acusado a los maquinistas, se han realizado varias especulaciones de todo tipo.

Pero la realidad es que el pésimo estado en que están los ferrocarriles bonaerenses explica más que mil especulaciones.

Que el tren se haya frenado, que las luces no hayan funcionado correctamente, que los rieles se hayan dilatado por el calor, que haya “frenos con candado” no son acontecimientos nuevos para los pasajeros cotidianos, sino una realidad diaria.

Recién tras el accidente vemos con preocupación el estado de los ferrocarriles bonaerenses, un estado lamentable y completamente inseguro para el pasajero debido a la falta de inversiones de las empresas privadas que poseen la concesión de los mismos y a la falta de control estatal, que si bien subvenciona los boletos, no realiza tareas de mantenimiento ni de control, necesarios para asegurar no solo el correcto funcionamiento del transporte, sino, mucho más importante, para asegurar la seguridad de los pasajeros que dependen de este transporte para poder concurrir a trabajar.

Tras el suceso anteriormente nombrado se ha intervenido Ferrobaires, se han prometido miles de medidas, cambios. Estamos en un año electoral, es entendible.

Esperemos que no suceda como el lamentable caso del boliche Cromagnon, donde ya todos sabían el pésimo e insalubre estado de los boliches porteños pero recién tras la tragedia se empezaron a implementar medidas.

Con el caso de los trenes, la situación es conocida hace mucho y han ocurrido varias tragedias, esto no es nuevo.

Ahora se dice que se “tomarán medidas”. Ya veremos si esta vez se tomarán medidas reales y duraderas, dado que aquí lo que peligra todos los días al salir cada tren es la vida de cada pasajero.


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